¿Qué es un manómetro y para qué sirve?
Un manómetro es un dispositivo que mide la presión de un fluido, ya sea gas o líquido. En el caso de las instalaciones de lavado a presión, se utiliza principalmente para controlar la presión del agua. Este dato es vital para asegurar que el sistema esté funcionando dentro de los parámetros adecuados.
Cuando se habla de manómetro de presión, normalmente se hace referencia al medidor de presión que indica cuánta fuerza está ejerciendo el agua dentro de la instalación. Saber esto te permite detectar posibles problemas, ajustar el rendimiento y prevenir daños.
¿Por qué es importante un manómetro en una instalación de lavado a presión?
En este tipo de instalaciones, la presión del agua lo es todo. Si es demasiado baja, la limpieza será deficiente. Si es demasiado alta, puedes dañar tanto las superficies como el propio sistema. El manómetro actúa como tu “reloj de control”, mostrándote si todo marcha como debe o si hay que hacer ajustes.
Además, si tienes un manómetro de glicerina, ganarás en precisión y durabilidad. Este tipo de manómetros está relleno de un líquido viscoso (glicerina) que amortigua las vibraciones y mejora la lectura, especialmente en entornos con mucho movimiento o presión variable.
Tipos de manómetros más comunes
Para elegir bien, primero debes conocer qué tipos de manómetros existen:
Manómetro seco
Es el más básico y económico. Funciona bien en condiciones estables, pero puede fallar si hay muchas vibraciones.
Manómetro de glicerina
Es más preciso y duradero. La glicerina reduce el desgaste y facilita la lectura en ambientes exigentes. Muy recomendable para instalaciones industriales o de uso intensivo.
Manómetro digital
Permite lecturas más exactas y a veces tiene funciones extra como memorias o alertas. Es más caro, pero muy útil en sistemas complejos.
Factores clave para elegir tu manómetro
1. Rango de presión
Tu manómetro debe cubrir un rango de presión algo superior al máximo que alcanza tu instalación. Si tu sistema trabaja a 200 bar, busca un manómetro que mida hasta al menos 250 bar.
2. Rosca de conexión
La rosca debe coincidir con la entrada de tu sistema. Las más comunes en España son 1/4" y 1/2". Si no encaja, no podrás instalarlo sin adaptadores.
3. Diámetro de la esfera
Un manómetro con esfera de 63 mm es fácil de leer y suele ser suficiente para la mayoría de instalaciones. Si está lejos del operario, puede que necesites uno más grande.
4. Tipo de líquido interno (si lo lleva)
La glicerina es el líquido más habitual, ideal para absorber vibraciones. Pero también existen modelos con silicona o aceite mineral para condiciones más extremas.
5. Materiales
Si lo vas a usar en exteriores o entornos industriales, asegúrate de que esté hecho con materiales resistentes como acero inoxidable. En Hidropres, por ejemplo, tienes varias opciones con carcasa metálica pensadas para durar.
¿Dónde se coloca el manómetro?
Generalmente se instala en la bomba, en la lanza o en el regulador de presión. Lo importante es que esté en un punto donde refleje la presión real del agua. Consulta el manual de tu equipo o pregunta a un profesional si no estás seguro.
Consejos prácticos antes de comprar
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Revisa el manual de tu equipo: a veces el fabricante recomienda un rango específico.
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Piensa en el entorno de trabajo: si hay muchas vibraciones, mejor uno de glicerina.
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No compres el más barato solo por ahorrar: un fallo en el manómetro puede salir caro.
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Confía en marcas especializadas: en Hidropres solo trabajamos con manómetros probados y fiables.
¿Dónde comprar manómetros fiables?
En Hidropres puedes encontrar una selección de manómetros de presión, tanto secos como de glicerina, para todo tipo de instalaciones. Si no sabes cuál elegir, te asesoramos sin compromiso.
Además, todos nuestros productos están pensados para rendir en condiciones exigentes, con la garantía de años de experiencia en equipos de lavado a presión.
